Andrés Rodríguez González Julio 12th, 2018
La tragedia del Tajo de Ronda del 3 de julio del año 1917
El pasado año fue el centenario de la “Catástrofe del Tajo de Ronda”, un enorme desprendimiento de rocas que originó la muerte de 15 personas. La tragedia impacto fuertemente en la población de la ciudad que se volcó de forma voluntaria en las labores de rescate de los cuerpos y desescombro junto al Batallón de Extremadura, el Ayuntamiento de la ciudad y las autoridades provinciales con el gobernador civil, Sr. Castro, a la cabeza. La tragedia fue ampliamente difundida en los medios de comunicación a nivel local, provincial y nacional.
Un siglo después aún quedan algunas incógnitas por despejar. ¿Cuáles pudieron ser las causas? ¿Se asumieron responsabilidades si es que las hubo?
Me inclino a pensar que el origen del desprendimiento de las rocas fue doble, por una parte la Geología del Tajo y la naturaleza de las rocas donde se asientan los Molinos y por otra, la actividad humana.
Rocas procedentes de desprendimientos en el fondo del Tajo
La estructura geológica de la zona donde se asentaban los molinos que fueron destruidos por el desprendimiento es bastante inestable. Son relativamente frecuentes los desprendimientos aunque ninguno, en tiempos históricos, de la magnitud del que nos ocupa.
El origen del Tajo de Ronda y la Hoya de Los Molinos es la acumulación de material sedimentario en una antigua bahía marina en la desembocadura del actual río Guadalevín, material sedimentario que procede de ese río y otros arroyos. Estamos hablando de pocos millones de años, quizás entre tres y cinco, que en Geología es muy poco tiempo. En el fondo de la bahía se acumulan materiales arcillosos - que podemos ver en los huertos actuales-, sobre ese material arcilloso que es muy débil y fácilmente erosionable, se acumulan piedras rodadas con un escaso cemento de compactación a base de calcita que da lugar a los conglomerados que podemos ver en la pared del Tajo, a continuación se depositan arenas en forma de estratos que también podemos ver en las capas más superiores justo bajo el actual Parador y en la Virgen de la Cabeza. Esas últimas rocas que he citado se denominan areniscas calcáreas o Calcarenitas. Con el relleno del valle del Bajo Guadalquivir, el mar se retira y el río Guadalevín que debemos imaginar mucho más activo y potente que en la actualidad, comienza a encajonarse formando el corte en el terreno que actualmente conocemos como Tajo de Ronda. Un aumento de los periodos de lluvias de varios miles de años es acompañado por una suavidad en las temperaturas que se traduce en que el río reduce su erosión y permite el crecimiento de gran cantidad de vegetación en las cascadas a poca distancia aguas abajo de donde actualmente se asienta el famoso Puente Nuevo, esos enormes depósitos de restos vegetales, barros, raíces, helechos y plantas de humedad formaron una roca bastante blanda llamada Toba o Travertino, que después el río ha perforado dejando restos a ambos lados del cauce. En concreto el llamado Arco del Cristo está construido sobre esa roca, si nos situamos en él y miramos justo frente en la otra ladera del río -a la misma altura-, podemos ver la parte de la roca travertino o toba-, es fácilmente identificable por el color más oscuro, marrón, que las areniscas calcáreas que lo rodean. Un trozo de esa roca, procedente del fatídico derrumbamiento se puede ver en la actualidad apoyado en una de las paredes del Albergue de Los Molinos del Tajo. Esa roca la encontramos también en zonas próximas a otros cauces de agua donde crezca o haya crecido mucha vegetación como en el Arroyo de La Ventilla. El final del proceso hasta la época actual es fácil de comprender, el río sigue su perforación erosiva y cuando encuentra las arcillas del fondo las erosiona con muchísima facilidad por ser muy blandas, el material más duro, conglomerados y calcarenitas al quedar sin la base, caen formando el espectacular cortado sobre el que se asienta la parte de la ciudad denominada el Mercadillo que tiene formidables miradores sobre el abismo como el Balcón del Coño. Un resto de la inicial estructura es la montaña donde se asienta la Ermita Rupestre de la Virgen de La Cabeza. En resumen, las rocas en las que se asentaban los molinos destruidos por el desprendimiento eran Tobas y Travertinos frágiles.
Trozo de roca toba incrustado en la pared del actual refugio, antiguo molino de fideos. Procede de los desprendimientos que originaron la tragedia
En cuanto a las posibles responsabilidades humanas, se sabe por referencias de documentales recogidas por los periodistas tras la catástrofe que en el Molino Palop, situado más alto y dedicado a la producción eléctrica se estaban realizando obras para la construcción de una casa para el guarda, y que en esas obras se habían utilizado explosiones de dinamita.
La dinamita la descubrió Nobel en 1.867 y se usó por primera vez como explosivo, concretamente para fabricación de bombas en 1870.
Es muy probable que la técnica utilizada, los barrenos de dinamita, consistente en hacer perforaciones en la roca, meter cartuchos de dinamita con una mecha y un detonador y explosionarlos tras encender la mecha, hubieran socavado aún más la fragilidad de la débil pared. Si a ello unimos que, según la prensa local, había sido una primavera bastante lluviosa, es posible que ladebilidad de la roca se hubiera acentuado.
Con motivo de cumplirse en el año 2017 el centenario de la tragedia y para elaborar este estudio, he revisado la información existente y el material que se conserva en el Archivo Municipal de Ronda con la ayuda de la archivera Clotilde Mozo que amablemente lo puso a mi disposición. En los libros de actas de las sesiones de pleno del ayuntamiento de Ronda faltan las páginas correspondientes a los meses de junio y julio, aunque sin numerar, se aprecia al estudiar ese documento que las hojas correspondientes a esos meses fueron arrancadas, quien sabe aunque mis sospechas van por ahí, para ocultar información que a alguien no convenía que quedara para la posteridad. Las hojas no están numeradas y los textos de las actas van seguidos, termina un acta, sigue una línea en blanco y continua con el acta siguiente en la que figura el día y los concejales que asisten, seguido de los asuntos que se trataron en la sesión. En el libro de actas de 1917, la página anterior a los desprendimientos de la madrugada del tres de julio y la página posterior, los textos no tienen ninguna continuidad ni en la temática ni en las fechas, por lo que es evidente que determinadas hojas fueron arrancadas.
En el acta de 25 de mayo de 1917, el alcalde de Ronda era Joaquín Risco, según consta en el libro de actas de sesiones de pleno municipal. De los meses de junio y julio no existe ninguna referencia, la siguiente acta que aparece reflejada es de la sesión de 9 agosto de ese año, en ella ya figura de alcalde Salvador Linares. En dicha acta se acordó que el ayuntamiento contribuyera con 175 pesetas a sufragar los gastos de enterramiento y misas por el eterno descanso de las víctimas.
En la foto se aprecia una masa rocosa sin vegetación, es ahi donde se encontraba uno de los molinos donde ocurrieron las muertes
Llama la atención también la presencia de un “soldado rebajado de servicio” entre las víctimas. La existencia de estos miembros del ejército que siendo soldados de reemplazo no iban ni siquiera al cuartel a cumplir con sus deberes para con la Patria, fue un hecho relativamente frecuente en el ejército español hasta bien avanzado el régimen dictatorial de Franco. Para conseguirlo bastaba que el jefe del destacamento militar de la ciudad, en este caso el Batallón de Extremadura, así lo dispusiera. Desconozco con exactitud quien ejercía el control sobre el uso de dinamita por parte de particulares, y tampoco conozco la relación que el jefe militar podía tener con el dueño del cortijo y con el alcalde, pero algún tipo de responsabilidad debía tener el mando del ejército en la zona en la custodia de los explosivos que, necesariamente debía hacerse en un polvorin. Sin temor a equivocarme puede afirmar uniendo las dos premisas anteriores, que el jefe militar del Batallón también debió estar interesado en que sus posibles responsabilidades en la custodia del explosivo que originó aquel terrible “accidente” quedara sepultado en el olvido o, al menos, desapareciera de las actas municipales.
Desde aquel importante accidente los molinos harineros del Tajo de Ronda que se movían con la fuerza motriz del agua perdieron su actividad y se abandonaron.
Se aprecian los restos del molino situado más abajo que fue destruido con los desprendimientos
Bibliografía
Tesis Doctoral de Emilia Garrido Oliver. 2006 Universidad de Granada.
Periódicos y revistas nacionales, provinciales y locales.
Libros de actas del Ayuntamiento de Ronda del año 1917
El periódico “El Mundo Gráfico” en sus números de 11 y 18 publicó dos reportajes con el título “La Muerte se adueño de Ronda el 3 de julio de 1917”. Inicia el texto con las siguientes palabras “A las cuatro de la madrugada del martes 3 de julio de 1917 sobrevino un enorme desprendimiento de rocas y piedras en el Tajo que mataron a quince personas que habitaban dos molinos y una fábrica de electricidad que fueron totalmente destruidas, una familia entera de 10 miembros murió en el desastre “.
El periódico “La Acción” del día 4 de julio escribe textualmente “ La fábrica de electricidad de Palop y Vera y los molinos de harina de Francisco Pajares y viuda de Sanguinetti han sido destruidos causando 20 muertos en una primera estimación, pero hasta el momento se han extraido cuatro cadáveres de adultos y tres de niños. Un matrimonio con ocho hijos vivía en una de las casas, todos se dan por desaparecidos y perecidos. Cuatro enormes bloques de rocas se desprendieron. Ante la magnitud de la tragedia acudieron con las primeras luces de la mañana las autoridades y fuerzas de Regimiento de Extremadura con sede en la ciudad. Los primeros cadáveres que aparecieron fueron los de dos niños de corta edad”.
En el periódico “El Diario” de fecha día 5 escriben: El día siguiente se habían extraido 7 cadáveres más, uno de ellos era del soldado Juan Rodríguez Laza, que rebajado de servicio, trabajaba en uno de los molinos, su hermana no bajo esa noche al molino como era habitual ya que se le hizo tarde en Ronda salvando así, milagrosamente, su vida. Participan en el desescombro el ingeniero de obras públicas de la zona.
El periódico “El Defensor de Ronda” que aparece los días 5, 13, 20 y 28 de cada mes, se adelantó en esta ocasión al día 3 con la urgencia del desastre ocurrido, publicó una extensa crónica de la que he extraido algunos detalles: “…El desastre ocurrió sobre las 04 horas de la madrugada, fue oído por serenos y camareros de cafés de la zona. Con las primeras luces se pudo observar la tragedia ocurrida, dos molinos habían desaparecido bajo una mole inmensa de piedras y tierra de un macizo situado sobre los molinos de Palop y Galán con las consecuencias de haber supultado dichos molinos y quieres trabajaban en ellos. Los trabajos de desescombro están resultando muy complicados y están siendo llevados a cabo por hortelanos, trabajadores de otras fábricas cercanas y los soldados del batallón Extremadura. En el molino Pajares ha muerto un niño de cuatro años llamado Juan Ramirez Millan, hijo del maestro molinero, su hermana que dormía cerca pudo salvarse lo mismo que el resto de la familia. En el molino Palop, (situado más alto y dedicado a la producción eléctrica) y que cayó sobre los otros molinos murieron Bernardino García Morales, su mujer Socorro Ramírez de Hoyos y sus ocho hijos. En el otro molino (Palop, situado más bajo), el soldado Juan Ramírez, el arriero José Castillo, su mujer Francisca Marquez y su hijo de un año Rafael, quedando huérfanos sus otros dos hijos, Pepito y Manuel. Los cadáveres fueron conducidos al hospital Santa Bárbara. Los entierros fueron una gran manifestación de duelo.
En la Tesis doctoral de Emilia Garrido Oliver titulada “Santiago Sanguinetti, arquitecto en las ciudades de Ronda y Ceutas: El Modernismo y la Modernidad”, he extraido la siguiente referencia: El suceso que hoy nos ocupa aconteció en la ciudad de Ronda el día11 de Julio de 1.917 (sin duda un error de fechas). La noche de ese fatídico día un trozo del talud del corte del tajo se desprendió arrojando hacia el vacío toneladas de rocas que se precipitaron sobre las construcciones que había en la vaguada , conocidos como los Molinos del Tajo destruyendo a tres de estos. El peor parado fue el que habitaban doña Socorro Ramírez de Hoyos, su familia al completo, varios operarios y un soldado amigo de la familia , procedente de la guerra de Marruecos, se dirigía al vecino pueblo de Benaoján donde residía, y que se quedó a pernoctar en el molino. Conocemos que se trataba de un molino de harina, que siguiendo la tradición de años pretéritos, utilizaba uno de los saltos de agua del río Guadalevín para la molienda del trigo. Todos murieron a excepción de los niños Manuel y José Castillo Vázquez de 11 y 7 años de edad respectivamente que eran hijos de uno de los trabajadores que había en uno de los molinos. En total fueron 17 las víctimas mortales. Los hechos y la magnitud de la tragedia conmocionó a la ciudad de Ronda y será el Ayuntamiento de la misma el que costeará a sus expensas el sepelio de las víctimas y así mismo erigirá un monolito funerario en el cementerio de la Dehesa (San Miguel). Actualmente, tras el cierre del antiguo cementerio municipal, los restos se trasladan al cementerio de San Lorenzo junto con el mencionado monolito en el patio primero. El médico rondeño Don Diego Vázquez , tras ser avisado del suceso, dedicó en cuerpo y alma a auxiliar a los heridos. La actuación y entrega de este doctor fue reconocida por todos así el Ayuntamiento de Ronda lo condecoró.
El molino al que hace referencia Emilia Garrido Oliver, llamado Nuestra Señora de la Concepción, estaba dedicado a fábrica de harinas, había sido propiedad de Santiago Sanguinetti desde el año de 1879, pero el año 1917 ya había pasado a ser administrado por su hijo Fernando Sanguinetti Gómez, hermano de Santiago Sanguinetti, el arquitecto.
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