Andrés Rodríguez González Noviembre 21st, 2019
LAVANDERA BLANCA. Motacilla alba
Pájaro con una longitud de 18 cm y una envergadura de 28 cm.
Es fácil de identificar por su aspecto, tiene tonos blancos, negros y grises. Su dorso es gris ceniza, vientre blanco, alas negras y con bandas blancas cuando están plegadas. Muy característica es su larga cola de color negro, con plumas externas blancas, patas y pico negros. La cabeza tiene muchos contrastes, la cara es blanca rodeada arriba y abajo de negro.
Su plumaje invernal es similar, aunque el color negro en la cabeza está más reducido, y muestra garganta blanca y banda pectoral negra.
Ambos sexos son parecidos, pero la hembra tiene la nuca gris. Los jóvenes resultan más uniformes, sin negro en la cabeza y con banda pectoral grisácea.
Un hábito destacado de esta ave es el continuo balanceo de la cola. En invierno se vuelve muy gregaria y se reúne en dormideros.
El reclamo, a menudo emitido en vuelo, se compone de dos notas agudas, fuertes y secas. El canto consiste en una sucesión de notas similares al reclamo, aunque con gorjeos que recuerdan a una golondrina.
Como especie reproductora ocupa latitudes templadas y frías de Eurasia y, marginalmente, Alaska y Groenlandia. En invierno se extiende por África y el sur de Asia, al norte del ecuador. Presenta una variabilidad geográfica muy grande, con 11 subespecies reconocidas, consideradas en ciertos casos por algunos autores como especies separadas.
En España se observa mayoritariamente la subespecie alba, aunque también hay presencia invernal escasa de una variedad que se da en las Islas Británicas, sobre todo en el norte y oeste del territorio ibérico.
La lavandera blanca solo cría en la Península, de forma abundante en el norte y de modo más escaso y localizado hacia el sur, faltando en ciertos sectores de La Mancha, Extremadura y Andalucía. En invierno resulta más numerosa y está más extendida, ocupando también Baleares y Canarias.
Se considera que las aves españolas son sedentarias, aunque realizan movimientos trashumantes y altitudinales de corto y medio alcance. Las poblaciones del norte, centro y este de Europa invernan en la cuenca mediterránea y en África, con pasos destacados a través de nuestro país: el otoñal en octubre y noviembre, y el primaveral entre febrero y abril. La invernada también resulta muy notable, sobre todo en las zonas menos frías del sur y del este. Además muestra una marcada segregación longitudinal; es decir, las aves del oeste de Europa tienden a invernar en el oeste de España, y lo mismo sucede para las del este.
La población reproductora española, relativamente pequeña, se estima en unas 350.000 parejas, quizás muchas más. En Europa se calcula que hay unos 20 millones de parejas, la mayoría en la banda central entre Francia y Rusia. La población invernal española no ha sido evaluada nunca, pero seguramente está formada por millones de aves, pues se conocen dormideros que concentran decenas de miles de lavanderas blancas.
En nuestro país, los resultados de los estudios realizados entre 1998 y 2005 por el programa SACRE reflejan una tendencia estable, sin apenas oscilaciones. A escala europea se cita un declive del 14% entre 1980 y 2003, con tendencia a empeorar a partir de 1990, cuando la reducción asciende al 26%.
En época de cría ocupa ambientes muy variados, en muchos casos con influencia humana y próximos al agua, tales como ríos, arroyos, charcas, pastizales, huertos, regadíos y parques. En la mitad sur peninsular, la asociación al agua resulta más marcada. Respecto a la altitud, nidifica entre el nivel del mar y los 1.600 metros en Gredos, aunque resulta más escasa por encima de los 1.000 metros. Generalmente evita áreas muy secas y bosques densos. En invierno utiliza medios similares, pero con cierta preferencia por cultivos y pastizales. En esta época suele formar dormideros en árboles, muchas veces dentro de zonas urbanas, y en vegetación palustre.
La dieta consta de una gran variedad de insectos terrestres y acuáticos, aunque destaca el consumo de larvas y adultos de moscas y mosquitos. La técnica más empleada para capturarlos consiste en la búsqueda y el picoteo en el suelo y en aguas someras, con ocasionales persecuciones andando y en vuelo. Se alimenta en solitario o en pequeños grupos.
El periodo de cría se extiende entre abril y agosto, puede efectuar hasta tres puestas. En esta época se trata de un ave monógama y muy territorial. El nido, construido por ambos sexos, consiste en un cuenco de ramas y hierba seca, ubicado en un hueco de taludes fluviales, rocas, puentes, edificios o muros. Pone de cuatro a seis huevos, blanquecinos y con finas motas, que son incubados por ambos sexos durante unos 12 días. Tras 10-15 días de cuidados por parte de ambos padres, los pollos abandonan el nido, aunque son cebados al menos una semana más.
Bibliografía
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