Andrés Rodríguez González Febrero 17th, 2023
PLANTAS DE LA SERRANIA DE RONDA
Aján, vidriera, hierba muermera, plumajes andaluces, enredadera andaluza, cola de ardilla o clemátide de Virginia. Clematis cirrhosa
Es una planta leñosa trepadora del género de las clemátides, familia Ranunculáceas. Se distribuye por todo el Mediterráneo, preferentemente se desarrolla sobre matorrales, tiene zarcillos que le sirven para trepar y crecer sobre otras plantas. Más bien abundante en Andalucía, Cataluña y Baleares aunque menos frecuente que otra especie trepadora muy relacionada y de similares características, la Clematis vitalba.
Desataca por sus flores que cuelgan a modo de penachos plumosos muy coloridos y llamativos, por eso se ha adaptado a planta de jardín creando incluso variedades de diversos colores.
Puede llegar a crecer hasta 8 metros. Soporta climas muy fríos de hasta menos diez grados, pero si los veranos son muy secos y calurosos puede perder sus hojas en ese periodo, sin que eso suponga que se ha secado la planta.
Suele vivir en matorrales o paredes donde se pueda aferrar. Aguanta climas fríos hasta los 1000 metros sobre el nivel del mar. Sus hojas presentan diversas formas, suelen estar divididas en tres partes iguales, tienen el peciolo prensil para facilitarles agarrarse a otras plantas o a las rocas a semejanza de un zarcillo.
Florece en invierno, sobre todo en enero y febrero. Aunque también su floración se puede extender hasta la primavera, desde octubre a mayo, por eso cada vez se usa más en jardinería. Una vez que se le han caído los pétalos de la flor, conserva el aspecto ornamental de sus flores gracias a las aristas plumosas de las semillas que quedan en las ramas. Además es una planta que puede ser usada o plantada en zonas que no cuenten con un suministro de agua constante e importante, siendo muy resistente a estas condiciones. Sin embargo, en caso de contar con un sistema de riego constante, es importante que el suelo sea capaz de drenar el agua sin que se acumule. No soporta bien el viento, por lo que debe sembrarse en zonas con cierta protección ante los fuertes vientos.
Flores hermafroditas, en forma de campana, y colgantes, solitarias o en grupos de 2 ó 3, con olor a miel, grandes, con un largo pedicelo, el cual lleva en su parte final 2 brácteas soldadas, poseen cuatro tépalos blanco-amarillentos, vellosos por sus caras externa. Los frutos son tipo aquenios, con los estilos largos y plumosos.
La Clematis cirrhosa fue descrita por Carlos Linneo y publicado en Species Plantarum 1: 544, en el año 1753.
El nombre del género deriva del griego “Klema” que significa “Sarmiento” que alude a los tallos trepadores de estas plantas y “cirrhosa”, epíteto latino que significa “muchos rizos o zarcillos”.
El nombre popular de “Hierba de los pordioseros” hace referencia a que la utilizaban antiguamente los mendigos para formarse llagas en brazos y piernas con objeto de provocar lástima y compasión a los incautos y obtener. Así, más limosnas, según Quer podían curarlas a voluntad aplicándose hojas de acelga. También se usó para curar el muermo de los caballos y asnos. Para ello se les metía la cabeza en un morral con clemátide seca y pulverizada que introduciéndose por las narices les hacían estornudar fuertemente.
Todas las clemátides son preciosas trepadoras y plantas de fácil cultivo, a pesar de tener fama de ser complicadas. El secreto para que se desarrollen bien y produzcan muchas flores está en la poda.
Estas clemátides se deben cultivar en lugares resguardados del viento, y en suelos ligeros y sueltos que drenen bien. El viento y el agua encharcada son sus peores enemigos. Es una clemátide de hoja perenne, pero de vez en cuando algunas hojas mueren de forma natural.
Las clemátides de hoja perenne tienen un período de inactividad natural que suele ser a mediados del verano. En esa época toman una apariencia lánguida, como si estuvieran cansadas, y en condiciones de calor extremo, la C. cirrhosa puede perder bastantes hojas.
Para su cultivo es necesario tener en cuenta que no hay que regarlas demasiado durante el verano, pero se deben fertilizar dos o tres veces a intervalos quincenales, para animarlas y ayudarles a producir hojas nuevas y florecer mejor más adelante.Son bastante resistentes al frío pudiendo soportar los diez grados bajo cero. Tolera todo tipo de suelos (alcalinos, neutros y ácidos) siempre que tengan buen drenaje y cierto grado de humedad. Gustan de crecer a pleno sol o semisombra. Puesto que a esta planta le gusta la humedad, deberemos regar lo necesario para evitar que la tierra se seque por completo. Sin embargo, es fundamental en su cultivo evitar los encharcamientos, ya que las raíces podrían pudrirse.
Una planta comprada durante la primavera o el verano se puede plantar directamente en el suelo, pero si se ha comprado en invierno (noviembre – abril) debe aclimatarse antes de plantar. Deja la planta afuera en un lugar protegido durante el día, pero llévala a cubierto durante la noche a un invernadero sin calefacción, dentro de casa o incluso el garaje. Debes mantenerla así durante aproximadamente dos semanas antes de plantar para evitar que las heladas dañen los brotes tiernos.
Un solo ejemplar cubre un buen espacio pero si plantas más deja una separación de 1 metro entre ellas. Ten en cuenta que ensancha más de dos metros y deja espacio si la plantas junto a otras trepadoras.
Se puede reproducir por esquejes de madera blanda en primavera, esquejes semi-maduros a principios de verano o por acodo a finales del invierno o principios de primavera.
Es una planta sin problemas de enfermedades, pero puede ser atacada por pulgones, orugas, caracoles y babosas que dañan el crecimiento de los brotes jóvenes. Las tijeretas estropean las flores.
Bibliografía
http://hablemosdeflores.com
https://guiadejardin.com
www.asturnatura.com
Guía del Incafo de los árboles y arbustos de la Península Ibérica.
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