Abubilla
Andrés Rodríguez González Marzo 16th, 2010
Fauna de la Serranía de Ronda
El o La Abubilla (Upupa epops) es natural de Europa, África (excepto Madagascar) y Asia. Ocasionalmente llega hasta las islas de Borneo y Sumatra, al sur de Indo China y se ha visto en Alaska. Es un ave de la familia Upupidae, la misma de los abajarucos, los martines pescadores y las carracas. Durante el invierno, aquellas aves que habitan al norte del área de distribución migrán hacia la parte sur pero las que habitan al sur no migran.
Es fácil de identificar gracias a su plumaje de color rosado en la cabeza, cuello, pecho y medio dorso. Las alas y la otra mitad de la espalda hasta la cola presentan bandas transversales blancas y negras. Tiene una cresta llamativa que puede levantar o bajar voluntariamente, y un pico largo y curvado. Con este pico captura insectos que encuentra en las oquedades de los árboles donde habita. No existe distinción morfológica entre los sexos. Tiene plumaje pardo rosado, con las alas y la cola listadas de blanco y negro. Miden de 25 a 29 cm de largo, con 44 a 48 cm de envergadura de alas. Son inconfundibles, especialmente por el vuelo errático.
Su canto es un trisilábico “up-up-up”, el cual le da origen a su nombre científico. Su hábitat es el campo abierto, cultivado, con pastos bajos o con parches desnudos. Pasan mucho tiempo en el suelo cazando insectos y larvas, también suele escarbar en el estiercol en su búsqueda. Es un depredador natural de la procesionaria del pino. Se alimenta de animalitos e insectos que obtiene en la tierra con su largo pico.
Estas aves anidan en los huecos de los árboles y en los hoyos entre las rocas. La nidada consiste de cinco a ocho huevos. Como en el de su pariente el Martín Pescador, tiende a acumular copiosas cantidades de heces que le dan un pestilente olor, tanto al animal como al nido, lo que sirve de protección contra depredadores. Las abubillas hembras que anidan, cuando son asustadas por un intruso son capaces de dispararle a chorros un líquido aceitoso pestilente que produce en una glándula situada en la base de la cola. Tanto el ave como su nido suelen estar tan sucios que pueden ser localizados por el fétido olor que despiden.
Habita en zonas semidesérticas, estepas, estepas de bosque, praderas, grandes áreas de frutales. En Asia Menor es común. Al norte de los Alpes la abubilla había enraizado en la Edad Media, junto con los rebaños de ovejas, pero las explotaciones madereras, la ausencia de árboles viejos en las plantaciones de frutales y los abonos sintéticos han expulsado a la abubilla otra vez hacia el sur en lo que llevamos de siglo. En la cuenca del Mediterráneo, donde se siguen cometiendo los errores de explotaciones ganaderas abusivas ya experimentadas en otros países europeos, la abubilla es, por el contrario, frecuente.
En primavera se oye, día y noche, el reclamo monótono y repetitivo, pero de gran alcance, “pu-pu-put”, Lo emite con la garganta esponjada y el pico ligeramente abierto, inclinándolo sobre el pecho. A finales de junio deja de reclamar.
La abubilla incuba en huecos de árboles podridos, en graneros, tejados, en montones de madera, en franjas de terreno de escaso arbolado, también en las grietas de las rocas, en muros, en pozos, incluso en aquellos en los que diariamente beben los rebaños; también en montones de piedras y paredes arenosas. La cavidad que debe albergar el nido es diferente cada año, siendo acomodada míseramente con tallos y hojas mustias.
La hembra pone entre seis y diez huevos de color pardo rosado. En el sur la época de cría empieza en marzo; en Europa central a mediados de mayo. En las regiones sureñas puede tener lugar una segunda apuesta en julio.
Al principio sólo incuba la hembra, siendo alimentada por el macho; hacia finales de la incubación puede colaborar en el trabajo el macho y les ocupa unos 16 a 18 días.
Los polluelos salen del cascarón sin apenas plumón. Para recibir el alimento presentan su pico muy abierto, como hacen las aves cantoras. Su boca es coloreada, pero palidece cuando los pollos se autoabastecen de comida. Los jóvenes, y también la hembra durante la incubación, desprenden una secreción defensiva pestilente de sus glándulas uropigiales; además los jóvenes se defienden con una rociada de heces dirigida contra el agresor. Los polluelos permanecen entre 22 y 24 días en el nido, siendo alimentados con insectos. Después de aprender a volar, siguen todavía un corto espacio de tiempo con la familia, hasta que ya no necesitan recibir el alimento de los progenitores. Pronto resultan idénticos a los adultos.
En septiembre, las abubillas, en solitario o en pequeños grupos, emprenden viaje con dirección al este de África. En algunos países del centro de Europa la abubilla es una de las aves cuya especie está seriamente amenazada ante el incesante avance de la técnica y la polución que lleva consigo.
Las fotos son del magnífico ornitólogo Juan Luis Muñoz.
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