PLANTAS DE LA SERRANIA DE RONDA CEBOLLA
Andrés Rodríguez González Junio 20th, 2022
PLANTAS DE LA SERRANIA DE RONDA
CEBOLLA. Allium cepa
La hortaliza básica en la cocina
Pertenece a la familia de las Liliáceas, como el ajo.
La cebolla es una planta originaria de Asia Central. Es una de una de las hortalizas de consumo más antigua, ya las utilizaban los sumerios hace 6.000 años. Desde Asia se extendió por Europa, de donde pasó a América. Actualmente existe una amplia gama de variedades, que pueden clasificarse en función del color del bulbo, forma, tamaño, usos, origen y precocidad.
La cebolla es el bulbo subterráneo y comestible que crece en la planta del mismo nombre. Este órgano está formado por la base de las hojas de la planta, que se superponen unas sobre otras y se hinchan. Es una planta bianual, es decir, su ciclo dura dos años. Durante el primero forma el bulbo por el que se cultiva, si se deja un año más en campo florece. Su sistema radicular está formado por un gran número de raíces blancas. En la base del bulbo hay una masa aplastada denominada disco, que se corresponde con el tallo. Sobre éste se disponen las hojas, formadas por dos partes diferenciadas. La parte inferior se denomina vaina envolvente. El conjunto de estas vainas forma un órgano hinchado que se denomina bulbo tunicado, ya que está rodeado por las bases de las hojas engrosadas y carnosas, envolviéndose totalmente unas sobre otras. Las hojas exteriores son las encargadas de proteger el bulbo, son las que toman color oscuro. La parte superior de las hojas es hueca, redondeada y de color verde.
Durante el segundo año de la planta, se emite desde el disco un tallo que formará las flores en su extremo. Este tallo puede alcanzar más de 1m de altura. Las flores se agrupan en una masa globosa o cónica recubierta por una membrana blanquecina que al rasgarse da lugar a una inflorescencia en umbela con muchas flores.
Las semillas de la cebolla son negras, redondeadas y algo aplastadas. En un gramo hay aproximadamente 250 semillas.
Como hortaliza constituye uno de los ingredientes básicos de la cultura gastronómica mundial por sus muchos usos culinarios y distintas maneras de ser cocinada. Su cultivo en un huerto familiar o un pequeño jardín es sencillo y ofrece la ventaja de que el mismo puede realizarse durante todo el año, su cosecha se conserva durante períodos prolongados de tiempo.
Al tratarse de una planta de climas templados, la cebolla se cultiva preferentemente en áreas donde puedan recibir luz solar durante al menos 12 horas al día. Dentro de esta especie existen distintas variedades cultivadas que responden mejor o peor a las diferentes condiciones climáticas imperantes, por lo que siempre es conveniente usar las variedades más aptas para su cultivo en la zona.
La planta crece mejor en suelos sueltos, sanos, profundos, ricos en materia orgánica, de consistencia media y no calcáreos. Para cultivarla, lo primero es rastrillar el terreno a una profundidad aproximada de 30 o 35 centímetros, suficiente para el desarrollo normal de sus cortas raíces, luego se enriquece con una capa de compost de 10 centímetros de espesor, después se procede a colocar los bulbos de cebolla con el lado de las raíces contra el suelo a uno o dos centímetros de profundidad, con un margen de separación de 10 centímetros entre uno y otro, si se desea obtener cebollas de mayor tamaño, es conveniente no cubrir la totalidad del bulbo0 con tierra. Es indispensable mantener la zona de cultivo libre de malas hierbas, ya que estas representan una fuerte competencia debido al corto sistema radicular de la cebolla. Para ello se deben realizar reiteradas escardas, lo que también ayudará a airear el terreno, interrumpir la capilaridad y mantener suelta la tierra para ayudar a que el bulbo de la cebolla se expanda más fácilmente.
El riego también es importante porque una vez que la planta ha iniciado el crecimiento se necesita mantener un alto nivel de humedad en los primeros 40 centímetros del suelo. Por eso es conveniente aplicar una importante cantidad de agua sobre la superficie cultivada. Es importante evitar los encharcamientos y excesos de humedad, ya que estos repercuten negativamente en la etapa final del cultivo.
Si bien los suelos poco fértiles ayudan a producir cebollas que se conservan mejor, éstas suelen ser de menor tamaño, por lo que si se desea obtener bulbos más grandes es conveniente aplicar fertilizantes ricos en nitrógeno y potasio cuando las plantas alcanzan una altura de 15 centímetros y cuando los bulbos comienzan a crecer.
La cosecha de cebollas se realiza cuando las hojas comienzan a secarse. Una vez verificado esto, los bulbos se retiran con la mano, se les quita la tierra y dejándolas secar al sol por dos días, pero teniendo cuidado de removerlas una vez al día. Como se trata de un producto muy sensible a la humedad, la recolección debe realizarse bajo tiempo estable en días secos.
La cebolla se consume cruda, frita, hervida y asada, casi siempre como condimento. También se usan distintos derivados: cebolla deshidratada, usada en la industria alimenticia como saborizante en diversos alimentos; polvo de cebolla, para elaborar sal de cebolla; aceite de cebolla, que se diluye en aceite vegetal o se encapsula; cebollas enlatadas y embotelladas, aros de cebolla congelados y cebollas en vinagre. Además se comercializan cebollas tiernas, que se venden frescas o en manojos.
Si prefiere que sabor y textura de la cebolla sean algo más suaves, se consigue dejándola macerar en zumo de limón. Para evitar las lágrimas cuando se pelan cebollas, es suficiente con tenerlas en el congelador unos quince minutos, antes de comenzar a manipularlas. Para su correcta conservación, las cebollas se deben guardar en un lugar seco y ventilado, donde no tengan la luz directa, y colocadas sin amontonar. No es recomendable mantenerlas en la nevera.
La cebolla, comida en crudo, es un excelente diurético. Cocida tiene propiedades laxantes. Pero puede dejar mal aliento si se ingiere en crudo. Para evitarlo es suficiente con masticar un par de granos de café.
Ha sido usada desde hace mucho tiempo como planta medicinal, por lo que existen muchísimas recetas y remedios para combatir diversas dolencias y patologías. Se usa de distintas formas, ya sea como zumo, tintura, vino, cataplasma, infusión o simplemente asadas.
Desde muy antiguo se le han atribuido propiedades medicinales. Su riqueza en minerales y vitaminas es relativamente baja, pero es rica en aceites esenciales y azufre. Se han descrito multitud de beneficios de esta hortaliza, entre los que destacan que es bacteriostática ya fungicida, activa la secreción de bilis, estimula la actividad digestiva del intestino, baja la presión sanguínea, ayuda a la regeneración de la sangre en caso de anemia grave, es diurética, expectorante y desinfectante intestinal. Es útil contra rinitis, neuralgias faciales, anginas y faringitis, dolores de oído, rinitis, resfriados y enfermedades infecciosas. Es antiséptica, vermífuga y reduce el nivel de glucosa en sangre. Sirve para afecciones respiratorias como tos, resfriados, gripe, o bronquitis. Ayuda a proteger contra enfermedades infecciosas. Ayuda en casos de estreñimiento y parásitos intestinales. Combate la caspa y la caída del cabello. Limpiar y rejuvenecer nuestro cutis. Problemas de próstata. Digestiones lentas y flatulencia. Nerviosismo, insomnio, depresiones menores. Reumatismo, obesidad y celulitis. Al igual que el ajo, reduce la agregación plaquetaria (trombosis).
En definitiva favorece el crecimiento, retrasa la vejez y refuerza las defensas orgánicas, sobre todo frente a agentes infecciosos.
Bibliografía
https://www.flordeplanta.com.ar/
https://www.frutas-hortalizas.com/
https://comefruta.es/
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