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ÁRBOLES SINGULARES Y NOTABLES DE LA SERRANÍA DE RONDA. ÁRBOLES Y ARBUSTOS DEL PARQUE NACIONAL Y PARQUE NATURAL DE LA SIERRA DE LAS NIEVES: ACEBUCHE DE LIFA

Andrés Rodríguez González Enero 19th, 2025

ÁRBOLES SINGULARES Y NOTABLES DE LA SERRANÍA DE RONDA.

ÁRBOLES Y ARBUSTOS DEL PARQUE NACIONAL Y PARQUE NATURAL DE LA SIERRA DE LAS NIEVES.

 

ACEBUCHE DE LIFA

El acebuche es el olivo silvestre. Es un árbol emblemático de la región mediterránea con una gran importancia ecológica y cultural. Su capacidad para adaptarse a condiciones adversas y su belleza lo convierten en una especie muy apreciada. En el caso particular de este acebuche es el situado a más altitud dentro del espacio natural protegido, al menos para este autor.

Pertenece a la familia de las Oleáceas, sus miembros habitan en zonas templadas y tropicales de todo el mundo. Son siempre árboles y arbustos, de los que muchos producen aceites esenciales en sus frutos. Son 29 géneros de esta familia, pero sólo unos tienen interés económico como los fresnos (género Fraxinus), los agracejos u olivillas (género Phyllirea), aceitunas y acebuchinas (género Olea); otros tienen interés en jardinería como la Lila, Jazmín y el Aligustre.

Dentro del género Olea existen 35 especies, de ellas sólo la Olea europea es la única comestible, son tanto los olivos cultivados como los silvestres, conocidos como acebuches u olivos silvestres, los olivos cultivados son la subespecie Olea europaea sativa y los acebuches la subespecie Olea europaea sylvestris.

Suele alcanzar alturas de entre 4 y 10 metros, aunque puede llegar a ser más grande en condiciones óptimas. Su tronco es retorcido y rugoso, con una corteza de color grisáceas. Las hojas son pequeñas, lanceoladas y de color verde oscuro por el haz y más claras por el envés. Son perennes, se mantienen verdes durante todo el año. Las flores son pequeñas y de color blanco o amarillo pálido, agrupadas en panículas. Suelen aparecer en primavera. Sus hojas también son más pequeñas y sus frutos, las acebuchinas, son drupas claramente más pequeñas que las aceitunas, de ellas se obtiene un aceite muy solicitado y cotizado.

Su uso a través de la historia de la especie humana se extiende hasta épocas muy antiguas. Se han encontrado huesos de acebuche en varios yacimientos del Epipaleolítico y del Neolítico (10.000-3.000 a.d.C.) en el piso Termomediterráneo (concretamente en las Cuevas de Nerja). Asi pues, los orígenes del olivo como cultivo se fijan en el Neolítico, hace unos 6.000-7.000 años, en el área Este del Mediterráneo, regiones de la antigua Siria, Persia y Mesopotamia.

En zonas más interiores de la provincia de Málaga con clima más Mesomediterráneo, se han encontrado huesos de acebuche en los Dólmenes de Menga, Antequera, de finales del Neolítico. De la Edad del Bronce se han encontrado huesos de acebuche en el yacimiento de Acinipo (Ronda) con una edad de 2.200- 1.400 a.d.C.

Según comunicación personal de Pablo Cendrero, investigador de Tamurejo, los fenicios traen los olivos a la península.

A lo largo de la costa malagueña son abundantes los yacimientos ibéricos de la Edad del Hierro (1.400-400) con testimonios de acebuches y en lo que después fueron asentándose las colonias fenicias.

En la segunda mitad del siglo IX antes de Cristo la ciudad fenicia de Tiro (costa del actual Líbano, inicia su expansión por el Mediterráneo. Desde aquí, gracias a su incesante actividad comercial fueron los que difundieron el cultivo del olivo entre sus zonas comerciales como las costas mediterráneas españolas. En el tratado De Mirabilia Auscultaciones, redactado en el siglo IV o III a.d.C. se relata que en sus primeros contactos con los nativos de la Península Ibérica, los fenicios cambiaron aceite de oliva y otras mercancías de poco valor para ellos por tal cantidad de plata que no eran capaces de llevarla consigo, por lo que tuvieron que hacer de este material todos sus útiles incluidas las anclas.

Probablemente la importancia que iba adquiriendo el aceite estimularía la importación posterior de garrotes y estacas de olivos, y, tal vez, de las técnicas de injerto y cultivo, lo que puede pensarse que esas técnicas de injerto se aplicaron a los muy abundantes acebuches locales de las zonas costeras, desde Cádiz hasta Almería.

               Los Tartessos fueron considerados por los antiguos griegos como la primera civilización occidental. Quizás herederos del Bronce final atlántico, se desarrolló a partir desde el siglo IX a.d.C. hasta el siglo V a.d.C. (Edad del Hierro), en el triángulo formado por las actuales provincias de Huelva, Cádiz y Sevilla, algo después por la actual provincia de Badajoz y el Algarve portugués incluyendo en su área de referencia en todo el sur de la Península, en una hipotética línea que llegara desde el norte de Lisboa hasta el Mar Menor de Murcia.

Los griegos continúan con su propagación, el olivo fue muy importante en la civilización griega, prueba de ello es que entregaban ramas de olivo a los ganadores de sus juegos olímpicos. Ellos difunden el olivo por sus colonias del levante peninsular, Ampurias y Rosas entre otras.

Los romanos amplían su distribución e injertan los acebuches locales. Tras el fin de la Segunda Guerra Púnica, sobre el año 202 a.d.C. los romanos amplían el cultivo del olivo y lo extienden más allá del piso termomediterráneo del que es originario, se establecen acuerdos con colonias ibéricas, se consolidan con la concesión del Derecho Latino y se otorga la ciudadanía, aparecen las primeras estructuras destinadas a la producción de aceite en torno a las villas romanas. Son sistemas de “villae olearias” más productivo e intensivo que las explotaciones ibéricas. Son villas donde se produce aceite, cereales, vino y existe también ganado. No solo proporcionan alimento para la el autoconsumo, también exportan a poblaciones vecinas y más alejadas, incluso a la metrópoli, Roma, donde el aceite de Hispania era muy valorado.

Los árabes extendieron el cultivo del olivo hasta donde el clima se lo permitió dentro de la península.

En la actualidad, por su belleza y rusticidad, el acebuche se utiliza como planta ornamental en jardines y parques. Su madera es dura y resistente, se emplea en ebanistería, para fabricar herramientas y para realizar tallas. Las acebuchinas son comestibles, aunque su sabor es más amargo que el de las aceitunas cultivadas. Se utilizan para la producción de aceite de acebuchina que es muy valorado y para alimentar al ganado. Tiene mucho valor ecológico por ser una importante para la fauna, ya que proporciona alimento y refugio a numerosos animales.

 

Bibliografía

AOVE Málaga. Francisco Lorenzo Tapia y Diego Rivas Cosano. Edita Diputación Provincial de Málaga. 2022.

La Guía del Incafo de árboles y arbustos de la Península Ibérica. Ginés López González. Edita Incafo. 1982.

https://www.mercacei.com/noticia/44381/actualidad/un-nuevo-metodo-permite-garantizar-la-edad-de-los-olivos-milenarios.html