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PLANTAS DE LA SERRANÍA DE RONDA MADROÑO.

Andrés Rodríguez González Octubre 26th, 2019

PLANTAS DE LA SERRANÍA DE RONDA

MADROÑO. Arbutus unedo

Es una planta que tiene la mala fama de que al ingerir sus frutos las personas se emborrachan. Esta creencia popular no va del todo descaminada ya que los frutos del madroño al madurar, fermentan y contienen cierta cantidad de alcohol, por lo que su consumo excesivo puede provocar mareos y dolores de cabeza.

“Arbutus” es el nombre que los romanos daban al madroño y a sus frutos; “unedo” procede de “edo”, que significa comer, “unus o uno”, es decir, “comer sólo uno”, aludiendo a la propiedad de emborracharse con sus frutos si se abusa de ellos.

El madroño es una especie fundamentalmente mediterránea que también se distribuye por las islas atlánticas de Irlanda, Canarias, Azores, Madeira y Cabo Verde. En la Península y Baleares aparece en casi todas la provincias, pero escasea o falta en las zonas más continentales y frías del interior. En la Serranía busca zonas que no sean excesivamente frías, como algunas zonas protegidas del frío intenso de La Nava y Conejeras y otras más cálidas como el Valle del Genal o la parte de la carretera de San Pedro cercana al Alcuzcuz.

El madroño es un arbusto o pequeño arbolito que alcanza los 8 m de altura si se le deja crecer. Tiene una copa densa y globosa que genera mucha sombra. La corteza es pardo-rojiza, agrietada y escamosa, se desprende en plaquitas. Las ramillas jóvenes son rojizas, si bien al madurar se tornan grisáceas. Las hojas son persistentes, simples, alternas, lanceoladas, de color verde intenso, brillantes por el haz y mate por el envés, de 8-10 cm de largo por 3-4 de ancho y de margen serrado. Las flores son blancas o rosado-claras, aparecen en grupos colgantes al final del otoño o a comienzos del invierno y tienen forma de campanita cerrada. Los frutos al madurar tienen un aspecto granulado, carecen de piel, son carnosos, redondeados, de 2-3 cm, rojos o de naranja intenso en el exterior  y amarillo-anaranjados por dentro. En invierno se puede ver al madroño con flores y frutos maduros a la vez.

Es una planta propia de los bosques de hoja persistente del clima mediterráneo. Crece sobre todo asociada a los alcornocales, con los que comparte área de distribución en las zonas de sustrato ácido, si bien el madroño además se distribuye por los terrenos básicos. La encontramos desde el nivel del mar hasta los 1200 m, siempre que las heladas no sean excesivas. Aunque prefiere los suelos bien desarrollados y frescos, a veces aparece en terrenos pedregosos. Por otro lado, la protección que ofrece de su copa y la presencia de frutos en invierno, hacen del madroño una planta muy importante en los ecosistemas como refugio y alimento para la fauna.

La madera es densa, muy dura, de excelente calidad como leña y muy apropiada para hacer carbón vegetal. Sirve para tallar pequeñas piezas como cuencos y cubiertos; sin embargo no se usa mucho para tornear si no está bien seca porque tiende a retorcerse.

Las hojas y la corteza se han empleado como curtientes por su alto contenido en taninos; su raíz, para teñir de rojo, y en medicina para combatir diarreas  al tener propiedades astringentes, favorecer el tránsito de la orina, al tener diuréticas y limpiar, como desinfectante, las vías urinarias.

Además, a pesar de que crece lentamente, es una planta muy interesante desde el punto de vista ornamental por el colorido de sus hojas, flores y frutos. Asimismo se usa para restaurar los ecosistemas mediterráneos degradados y en los ramos de flor cortada por el verde lustroso de sus hojas. También se llaman madroños a las borlas ornamentales de los vestidos goyescos que se asemejan al fruto.

El uso más conocido del madroño se debe a sus frutos, que se pueden comer solos o bien elaborar con ellos compotas, vinagres y aguardientes, muy apreciados en Portugal, Extremadura, Asturias y Madrid. Recordemos que en el escudo de esta última ciudad figura el madroño junto a un oso.

El madroño aparece en los catálogos de flora amenazada o protegida de las comunidades de Castilla-La Mancha, Madrid, Murcia y Valencia, mientras que en Andalucía figura como una especie regulada para su explotación en los terrenos forestales privados.

Bibliografía

http://www.arbolapp.es

PLANTAS DE LA SERRANÍA DE RONDA: Madroño

Andrés Rodríguez González Marzo 11th, 2019

PLANTAS DE LA SERRANÍA DE RONDA

Madroño Arbutus unedo

La planta que emborracha.

Es una planta que tiene la mala fama de que al ingerir sus frutos las personas se emborrachan. Esta creencia popular no va del todo descaminada ya que los frutos del madroño al madurar, fermentan y contienen cierta cantidad de alcohol, por lo que su consumo excesivo puede provocar mareos y dolores de cabeza.

“Arbutus” es el nombre que los romanos daban al madroño y a sus frutos; “unedo” procede de “edo”, que significa comer, “unus o uno”, es decir, “comer sólo uno”, aludiendo a la propiedad de emborracharse con sus frutos si se abusa de ellos.

El madroño es una especie fundamentalmente mediterránea que también se distribuye por las islas atlánticas de Irlanda, Canarias, Azores, Madeira y Cabo Verde. En la Península y Baleares aparece en casi todas la provincias, pero escasea o falta en las zonas más continentales y frías del interior. En la Serranía busca zonas que no sean excesivamente frías, como algunas zonas protegidas del frío intenso de La Nava y Conejeras y otras más cálidas como el Valle del Genal o la parte de la carretera de San Pedro cercana al Alcuzcuz.

El madroño es un arbusto o pequeño arbolito que alcanza los 8 m de altura si se le deja crecer. Tiene una copa densa y globosa que genera mucha sombra. La corteza es pardo-rojiza, agrietada y escamosa, se desprende en plaquitas. Las ramillas jóvenes son rojizas, si bien al madurar se tornan grisáceas. Las hojas son persistentes, simples, alternas, lanceoladas, de color verde intenso, brillantes por el haz y mate por el envés, de 8-10 cm de largo por 3-4 de ancho y de margen serrado. Las flores son blancas o rosado-claras, aparecen en grupos colgantes al final del otoño o a comienzos del invierno y tienen forma de campanita cerrada. Los frutos al madurar tienen un aspecto granulado, carecen de piel, son carnosos, redondeados, de 2-3 cm, rojos o de naranja intenso en el exterior  y amarillo-anaranjados por dentro. En invierno se puede ver al madroño con flores y frutos maduros a la vez.

Es una planta propia de los bosques de hoja persistente del clima mediterráneo. Crece sobre todo asociada a los alcornocales, con los que comparte área de distribución en las zonas de sustrato ácido, si bien el madroño además se distribuye por los terrenos básicos. La encontramos desde el nivel del mar hasta los 1200 m, siempre que las heladas no sean excesivas. Aunque prefiere los suelos bien desarrollados y frescos, a veces aparece en terrenos pedregosos. Por otro lado, la protección que ofrece de su copa y la presencia de frutos en invierno, hacen del madroño una planta muy importante en los ecosistemas como refugio y alimento para la fauna.

La madera es densa, muy dura, de excelente calidad como leña y muy apropiada para hacer carbón vegetal. Sirve para tallar pequeñas piezas como cuencos y cubiertos; sin embargo no se usa mucho para tornear si no está bien seca porque tiende a retorcerse.

Las hojas y la corteza se han empleado como curtientes por su alto contenido en taninos; su raíz, para teñir de rojo, y en medicina para combatir diarreas  al tener propiedades astringentes, favorecer el tránsito de la orina, al tener diuréticas y limpiar, como desinfectante, las vías urinarias.

Además, a pesar de que crece lentamente, es una planta muy interesante desde el punto de vista ornamental por el colorido de sus hojas, flores y frutos. Asimismo se usa para restaurar los ecosistemas mediterráneos degradados y en los ramos de flor cortada por el verde lustroso de sus hojas. También se llaman madroños a las borlas ornamentales de los vestidos goyescos que se asemejan al fruto.

El uso más conocido del madroño se debe a sus frutos, que se pueden comer solos o bien elaborar con ellos compotas, vinagres y aguardientes, muy apreciados en Portugal, Extremadura, Asturias y Madrid. Recordemos que en el escudo de esta última ciudad figura el madroño junto a un oso.

El madroño aparece en los catálogos de flora amenazada o protegida de las comunidades de Castilla-La Mancha, Madrid, Murcia y Valencia, mientras que en Andalucía figura como una especie regulada para su explotación en los terrenos forestales privados.

Bibliografía

http://www.arbolapp.es

Madroño

Andrés Rodríguez González Enero 1st, 2008

Árboles, matorrales y bosques de la Serranía.

Madroño.
Arburus unedo. Linneo.
Familia Erinaceas.

Es una familia que habita en todo el mundo, desde el Himalaya hasta el sur de África. Incluye plantas tan populares como el Rododendro (azaleas), los Brezos, el Arándano o el Madroño; son unas 1.700 especies distribuidas en 100 géneros. Algunas son medicinales, otras se utilizan en jardinería y otras, como el madroño, poseen frutos comestibles.

Cuando el gran Linneo le puso el nombre científico utilizó dos nomenclaturas romanas, Arbutus significa árbol pequeño, Unedo que según Laguna procede del latin Edo, comer, y Unus, uno solo, “Comer uno solo” aludiendo a la creencia popular de que sus frutos embriagan.
El madroño es un arbusto que difícilmente llega a los cinco metros en campo pero que en jardinería puede llegar hasta los ocho metros de altura. Su tronco tiene una corteza pardorojiza muy escamosa que se desprenden en placas, se mantiene verde todo el año. Sus hojas tienen el borde suavemente aserrado, son parecidas a las del laurel. Las flores son muy características, nacen en ramilletes terminales pendulares y son de color blanco aunque a veces, presentan tonos rosáceos. El fruto es redondo, tapizado de pequeñas verrugas, de color rojo cuando maduran. Otra de las curiosidades de esta interesante planta es que florece en otoño al mismo tiempo que maduran los frutos del año anterior, de modo que puede verse en el mismo árbol, flores y frutos a la vez.
Prefiere para vivir suelos profundos, algo frescos con clima no muy frío, aguanta mal las heladas aunque como el ejemplar de la fotografía, en jardín soporta hasta las intensas nevadas. En la comarca podemos verlo en laderas al sur en el Parque Natural de Grazalema, en la zona baja de la carretera de S. Pedro, cerca del Alcuzcuz y, sobre todo, en los Montes de Cortes formando extensos bosques mezclado con alcornoques, encinas y otros matorrales.

 

Los frutos bien maduros contienen una cierta cantidad de alcohol, por ello la fama de que emborrachan y producen dolor de cabeza no es una fantasía. Los frutos se dejaban fermentar para obtener bebidas alcohólicas y vinagre. Algunas personas de la Serranía fabrican aún con los frutos un excelente aguardiente.
Las hojas y la corteza poseen taninos y se han empleado para curtir pieles y como astringente para combatir las diarreas y la disentería, a las hojas cocidas se les ha dado uso contra las infecciones de las vías urinarias.
La madera se ha usado para tornear y en la elaboración de carbón de calidad, que era el preferido en las fraguas antiguas.
Aunque utilizado en el símbolo de Madrid no es originario de esta región donde fue introducido con éxito.