Mensajeros de un noviembre con lluvias
Andrés Rodríguez González Noviembre 10th, 2011
Mensajeros de Otoño.
En los otoños con agua, y éste mes de noviembre se presenta con tal, tenemos varios indicadores, diferentes mensajeros que nos traen la información de que las lluvias han llegado. Y son mensajeros que nada tienen que ver con los otoños oficiales, esos que entran en una fecha del calendario, pero que no son los reales. Y el otoño entra de verdad cuando vienen las lluvias.
Este año no ha sido el caso por que las lluvias se han retrasado y el frío ya está presente, pero, cuando las lluvias caen en su momento y las temperaturas son todavía relativamente altas, aparecen las setas. Son muchos los aficionados a ellas, pero también son muchas las setas peligrosas, incluso mortales. Lo mejor que podemos decir al respecto es que se cojan solo las que se conozcan con absoluta certeza, las demás dejémoslas en el campo y que las disfruten otros, aunque solo sea fotografiándolas.
Otro protagonista de mensajero de los otoños con agua es el Azafran silvestre, también llamado Colquico o Azafrán bastardo. Su nombre científico es Colchicum autumnale. Con la bajada de temperaturas y aprovechando la pasada lluvia, comienzan a florecer muchos bulbos naturales, uno de los más representativos en la Serranía de Ronda es el azafrán silvestre. No debemos confundir con el azafran cultivado, tampoco debemos utilizarlo ya que no es de uso culinario, es más puede resultar perjudicial para nuestra salud ya que sus estambres contienen un alcaloide que hace tóxica a la planta.
Y que decir de las Aluas, su salida masiva en cuanto caen las primeras lluvias y refresca marca el final de la temporada de recolección de las hormigas, es el momento de producir las hembras fértiles (las aluas) con alas y los machos de menor tamaño y en menor cantidad (aluillos). Su vuelo nupcial termina en un único acto amoroso donde las aluas recogen el esperma del macho que les servirá para fecundar los huevos que darán origen a las obreras del futuro hormiguero.
Solo queda desprenderse de las alas, buscar un hueco bajo una piedra o excavar un minúsculo agujero en la tierra húmeda y esperar a la primavera siguiente para poner huevos. Mientras, los machos hayan tenido o no éxito con las aluas, mueren inevitablemente.
Y los agricultores contentos con las lluvias por que pueden sembrar cereales y se ha salvado en parte la cosecha de aceitunas.