Andrés Rodríguez González Noviembre 11th, 2009
Quebrantahuesos
El quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) es un buitre muy distinto al resto de aves de presa. Su nombre lo recibe por la costumbre de elevarse con huesos y caparazones hasta grandes alturas para soltarlos después y comer los trozos de hueso una vez se han estrellado contra las rocas. Es una especie muy amenazada en las zonas donde se distribuye, en toda Europa se considera como un animal en grave peligro de extinción, habiendo desaparecido en muchas regiones donde antes era abundante, así ha ocurrido en la Serranía de Ronda. Se ha reintroducido con éxito en los Alpés y se puede observar en los cielos de Asturias, los Pirineos, norte de África, Grecia, Turquía y el Himalaya.
Es un ave de gran envergadura, de la punta de un ala a la otra puede llegar a los 2,5 metros. Su peso puede variar entre 4,5 y 7 Kilos. Son características de esta especie las alas largas y estrechas, la cola larga en forma de rombo y el hecho de tener la cabeza recubierta de plumas, al contrario que el resto de buitres. Esto se debe a que el quebrantahuesos no introduce la cabeza y cuello en los cuerpos de animales muertos, sino que es una especie que se alimenta de huesos, como una más de las muchas curiosidades de este ave, su alimentación es casi exclusivamente de huesos. Por lo tanto acude a los cadáveres solo cuando los otros carroñeros (mamíferos, cuervos y otros buitres) se han comido las partes blandas. Cuando los huesos estos son demasiado grandes para poder tragarlos los agarra con sus patas y los deja caer en zonas rocosas para partirlos en fragmentos más pequeños que pueda ingerir. Esta práctica no es para comer solo el tuétano, como mucha gente cree, el quebrantahuesos ingiere el hueso entero, pudiendo tragar trozos de hasta 20 cm de longitud. Se estima que un 75% de su dieta se compone de lo que obtienen de los huesos de animales domésticos y salvajes. El resto lo componen pellejos y restos de carne, y alguna que otra tortuga muerta, previo despeñamiento de su caparazón. Se alimenta exclusivamente de huesos y otros restos de animales muertos.
El color del plumaje varía enormemente con la edad, distinguiéndose hasta 4 coloraciones diferentes a lo largo de la vida del animal: Los individuos de menos de un año tienen una coloración parda clara en el vientre, marrón en la cara interna de las alas y la cola y negra en los extremos de éstas, cabeza y dorso. Entre 1 y 3 años el cuello sigue siendo oscuro, pero las plumas de la cara y vientre han cambiado a amarillentas, como en el adulto. La cola se ha vuelto ligeramente más clara. Entre 3 y 6 años las plumas de las alas se vuelven grisáceas, mientras que las del cuello empiezan a sustituirse por marrones y luego amarillentas. Las de los hombros y brazos se oscurecen con el tiempo. Los individuos de más de 6 años tienen las alas y la cola más afiladas. El cuerpo, cuello y cabeza son enteramente blanco-amarillentos, algo sólo interrumpido por el antifaz negro de los ojos y en algunos casos un fino collar de plumas negras en la base del cuello. Las alas y cola son grises, aunque en el caso de las primeras destacan las coberteras negras y las axilas blancas. El dorso es pardo oscuro.
Los quebrantahuesos habitan en zonas montañosas y escarpadas, dotadas de grandes barrancos o acantilados desde donde poder arrojar sus capturas para alimentarse de ellas. Además, prefiere buscar también zonas de cuevas, donde pueda nidificar sin ser molestado. Los quebrantahuesos suelen compartir hábitat con rebecos y cabras monteses. En la actualidad únicamente se han mantenido sin extinguirse en los Pirineos.
La zona de nidificación y alimentación puede ser abandonada si no hay cadáveres en ella, aunque luego retornan con sus capturas. Estudios realizados en Sudáfrica demostraron que los quebrantahuesos meridionales pueden recorrer planeando zonas de hasta 30 Kilómetros cuadrados buscando algo con que alimentarse. Los jóvenes que se independizan de sus padres también recorren largas distancias, pero vuelven a sus áreas de origen cuando llegan a la madurez para encontrar pareja y formar un nido, por lo que la velocidad a la que se expande su área de distribución es muy lenta. Los polluelos criados en semilibertad en los Picos de Europa asturianos y en los Alpes, se han instalado allí sin problemas.
Las parejas de quebrantahuesos se forman al comienzo de la madurez y se mantienen durante el resto de la vida. Son sedentarias y se reproducen cada año en un único nido que construyen a la entrada de una cueva o en alguna repisa protegida contra los vientos. La época de celo se inicia en septiembre realizándose las puestas de dos huevos entre diciembre y marzo. Ambos padres se turnan para incubar los huevos durante dos meses y luego continúan haciéndose cargo de los polluelos de forma conjunta, pero no evitan que el polluelo más fuerte acabe matando al débil. Tras 4 meses en el nido, el pollo superviviente madura lo suficiente como para emprender su primer vuelo, pero continúa siendo alimentado por sus padres, a los que ahora acompaña y aprende de ellos a alimentarse por sí mismo. Este periodo de aprendizaje dura entre 95 y 247 días, al cabo de los cuales se produce la emancipación.
A pesar de que algunas de las causas que provocaron la extinción del quebrantahuesos y su declive poblacional prácticamente han desaparecido, son numerosas las amenazas que hoy en día ponen en peligro su supervivencia. En la actualidad, el control con monitores de la población española de quebrantahuesos ha permitido conocer las causas de mortalidad que actúan sobre la especie. Técnicas como el marcaje y radioseguimiento posibilitan seguir y localizar ejemplares durante periodos de hasta 4 años a lo largo de considerables distancias. La principal causa de mortalidad en el quebrantahuesos está asociada al uso ilegal de cebos envenenados, comprometiendo gravemente el crecimiento de la población española y su proceso de colonización de nuevas áreas. El veneno afecta especialmente a las aves adultas por su mayor experiencia en la localización de pequeños restos durante el ciclo reproductor. Afecta, por tanto, al segmento más valioso de la población dada la experiencia que disponen en el conocimiento preciso de su entorno, así como su capacidad para la reproducción. El uso del veneno, tipificado como delito desde 1995, es una práctica ilegal que provoca la muerte indiscriminada de miles de animales silvestres en España, especialmente predadores y carroñeros entre los que se encuentran especies catalogadas en peligro de extinción. Esta práctica está asociada a métodos obsoletos de control de fauna, a manos de personas e instituciones poco experimentadas en el manejo de fauna e insensible con los procesos naturales de los ecosistemas españoles. Consentir este tipo de prácticas impide a la sociedad española ejercer su derecho constitucional a disfrutar del medio ambiente.
La segunda causa de mortalidad no natural en España son los incidentes relacionados con las líneas eléctricas localizadas en zonas de montaña, próximas a laderas de mediana y alta altitud por ser lugares de paso frecuente. La muerte se produce por colisión o electrocución. La gestión moderna de las empresas eléctricas, acorde con la legislación europea, está permitiendo la aplicación de medidas correctoras que reducen el impacto sobre la fauna. Se considera esencial la colaboración de este sector para lograr con éxito la recuperación de especies tan amenazadas como el quebrantahuesos. La caza ilegal es considerada uno de los factores que más influyeron en los procesos de extinción del quebrantahuesos a lo largo de su área de distribución. Estas agresiones son cada vez menos frecuentes gracias a la protección de las especies y a una mayor concienciación y sensibilidad por parte del colectivo de cazadores, quienes en muchos casos denuncian estas acciones anacrónicas e ilegales que dañan su imagen frente a la sociedad. La supervivencia del quebrantahuesos se ve igualmente amenazada por factores como la transformación y pérdida de hábitat debida a la construcción de grandes infraestructuras en áreas de montaña, las molestias directas producidas por la actividad humana en zonas sensibles como barrancos o grandes cortados rocosos y de manera muy especial por el abandono de las prácticas ganaderas tradicionales y los cambios de los métodos de explotación al ser sustituida la ganadería extensiva por la práctica intensiva de la estabulación.
Existen muchas leyendas alrededor de esta ave. A pesar de que no come seres vivos, en muchas partes cuentan que devora corderos enteros, chivos y hasta niños que son robados de sus cunas. Se cree que las grandes concentraciones de quebrantahuesos que existían en los valles de la Antigua Grecia originaron el mito del Glifo, al que en las representaciones más antiguas se le dibuja con cabeza y garras de este animal. El autor griego Esquilo recibió una profecía en la que se le decía que moriría aplastado por una casa, por lo que decidió retirarse a vivir al campo, donde murió al ser golpeado en el cráneo por una tortuga soltada desde las alturas por un quebrantahuesos, cumpliéndose metafóricamente la visión. El quebrantahuesos forma parte del escudo de armas de Transilvania, a pesar de que hace ya bastante tiempo que se extinguió en esta región.
Actualmente existe un ambicioso plan en Andalucía para reintroducirlo. Ya en el año 1988, la ya desaparecida Agencia de Medio Ambiente se planteó como un reto la recuperación de este ave en el Parque Natural de las Sierras de Cazorla Segura y las Villas, reto que posteriormente se ha ampliado al resto de Andalucía. En el año 2002 nació el primer pollo andaluz en el Centro de Cría de Guadalentín.
El quebrantahuesos estaba ampliamente distribuido en toda Andalucía a finales del siglo XIX y nidificaba en la mayoría de las sierras andaluzas, siendo Sierra Nevada, Sierra de Cazorla y Segura y la Serranía de Ronda y su entorno donde presentaba un mayor número de ejemplares. La última pareja reproductora andaluza se encontraba en 1983 en el Parque Natural Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas; en 1986, un censo constató la existencia de un solo individuo que dejó de verse a principios de 1987. En el libro “La España Inexplorada” de Chapman y Buck, editado en Londres en 1.910 y reeditado en Sevilla en 1.989 existen numerosas referencias a la presencia de Quebrantahuesos en la Serranía de Ronda. Desgraciadamente desapareció en la década de los setenta, aunque se ha visto algún ejemplar suelto en los últimos años.
El objetivo del Programa de Reintroducción del Quebrantahuesos en Andalucía es lograr la existencia en esta Comunidad de una población permanente de quebrantahuesos con garantías suficientes de viabilidad genética y demográfica a largo plazo, colaborando con ello a la conservación de la especie en Europa. Los trabajos desarrollados durante el período 2000-2004, continuación de los ya emprendidos en materia de cría en 1996, se estructuran hoy en cuatro líneas de actuación: cría en cautividad, reintroducción, estudio e investigación aplicada, y divulgación y sensibilización. Fruto de todo este esfuerzo, en el año 2002 nació el primer pollo de quebrantahuesos que recibió el nombre de Andalucía. Posteriormente, en el año 2003 han nacido dos nuevos pollos, uno de los cuales ha sido trasladado a Viena por la falta de parejas adoptivas, y en el 2004 un pollo más. El plan de sensibilización social ejecutado por la Fundación Gypaetus tiene como misión preparar el terreno para asegurar el buen fin del «plan de sueltas y seguimiento», fomentando la participación, extendiendo la información y cultivando la correcta percepción de los valores naturales. Los destinatarios de este programa han sido, entre otros, alumnos y profesores de primaria, secundaria, bachillerato, ciclos formativos y universidades; asociaciones de caza, ecologistas, de mujeres y de vecinos; la guardería y agentes forestales; jueces y fiscales, agentes del SEPRONA, ayuntamientos y concejalías, empresas privadas, cooperativas turísticas, etc.
La Fundación Gypaetus nació el 21 de febrero de 2000, con la vocación de constituirse en un vehículo para la divulgación, sensibilización y participación ciudadana de este Programa de Reintroducción y de otras acciones de conservación que puedan llevarse a cabo en Andalucía.
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