Cosas del Josua: Burros
Andrés Rodríguez González Junio 6th, 2010
LAS COSAS DEL JOSUA
Por Andrés Rodríguez Glez.
SOBRE DEUDAS Y BURROS
Compartimos el Josua y yo un café de esos minúsculos que nos gustan a ambos en nuestro bar preferido y me cuenta lo que ha pasado recientemente en su pueblo, ya que, según dice, es fiel reflejo de la España actual.
Un señor desconocido se presenta en el pueblo del Josua y ofrece a sus habitantes 100 euros por cada burro que le vendieran. Visto lo que está cayendo económicamente hablando, una buena parte de la población le vendió sus animales.
Al día siguiente volvió y ofreció mejor precio, 150 por cada burrito, y otro porcentaje de la población vendió los suyos. Al día siguiente vuelve a aparecer y ofrece 200 euros, con lo cual, el resto de la gente vendió los últimos burros que quedaban en el pueblo.
Al ver que no había más animales, ofreció 600 euros por cada burrito, quedando en pasar a comprarlos a la semana siguiente, y, sin más, se marchó.
Al día siguiente mandó a “su ayudante” con los burros que compró los días anteriores para que los ofreciera a la gente del pueblo a 300 euros cada uno. Ante la posible ganancia a la semana siguiente, todos los aldeanos, compraron, algunos hasta sus mismos burros, a 300 euros y quien no tenía el dinero lo pidió prestado. De hecho, ante el negocio que tenían entre manos compraron todos los burros de los pueblos de los alrededores y hasta de toda la comarca.
Como era de esperar, este ayudante desapareció, igual que el señor desconocido y nunca más aparecieron. El resultado fue que el pueblo de mi amigo Josua quedó lleno de burros y sus habitantes absolutamente endeudados.
Lo que pasó después fue lo que sigue. Los que habían pedido prestado, que fueron la mayoría del pueblo, al no vender los burros, no pudieron pagar los préstamos. Algunos que tenían dinero y habían hecho prestamos, se quejaron al ayuntamiento diciendo que si no cobraban, se arruinarían; entonces no podrían seguir prestando y se arruinaría todo el pueblo. Y para que los prestamistas no se arruinaran, el Alcalde, en vez de dar dinero a la gente del pueblo para pagar las deudas, se lo dio a los propios prestamistas. Pero estos, ya cobrada gran parte del dinero, no perdonaron las deudas a los del pueblo, que siguió igual de endeudado. Los prestamistas, tienen sus ganancias resueltas y un montón de gente está sin un Euro, pero siguen pagando los préstamos más los intereses. Los prestamistas incluso se han adueñado de los ya devaluados burros que se los han cedido a los del pueblo, a cambio eso sí, del pago de un alquiler por uso del animal. Es decir, mucha gente arruinada y sin burro propio para toda la vida.
El Alcalde dilapidó el presupuesto del Ayuntamiento, que quedó también endeudado.
Pide dinero a otros organismos oficiales; pero estos le dicen que no pueden ayudarle porque, como está en la ruina, no podrán cobrar después lo que le presten. Entonces el alcalde decide contratar Personal de Confianza, en lugar de los cinco que tenían en el pueblo, contrata a ciento veinticinco, todos los de la Asociación de Amigos de las Piedras Aromáticas, a la cual pertenece el alcalde; dice que así, al menos ciento veinticinco familias, comen. Es decir, el Ayuntamiento está, como el resto del pueblo, arruinado. Para solucionar todo esto y salvar a todo el pueblo, el Ayuntamiento baja el sueldo a sus funcionarios.
Los contratados como Personal de Confianza, en lugar de usar los coches oficiales, una flotilla de diez Audis modelo A 25 del Ayuntamiento, se han comprometido, en solidaridad con sus paisanos, a desplazarse por el pueblo en BURRO.
