PLANTAS DE LA SERRANIA DE RONDA: COLINABO
Andrés Rodríguez González Diciembre 24th, 2021
PLANTAS DE LA SERRANIA DE RONDA
COLINABO, Nabicol, Colirrábano, rutabaga, nabo de Suecia, kohlrabi, bolinabo o naba. Brassica napobrassica.
De la familia de las crucíferas, combina lo mejor de la col y el nabo. En esa familia de plantas no solo el brócoli o la coliflor merecen nuestra atención, pues entre las brasicáceas o crucíferas encontramos un amplio abanico de hortalizas muy saludables. El colinabo o colirrábano es una de estas verduras, más conocido en el centro y norte de Europa, llama la atención por su aspecto curioso y sabor más delicado que otras coles.
El diámetro de ese bulbo suele rondar los 5-10 cm, dándose ejemplares de dimensiones más grandes, los colinabos gigantes. La planta completa con sus tallos puede superar los 30 cm de altura y crece a ras de suelo. Un ejemplar medio suele pesar, sin las hojas, entre 200 y 250 g.
Es una raíz engrosada parecida al nabo. La pulpa es de un tamaño considerable, de color amarillo. Por el color externo de su piel existen colinabos verdes o de color púrpura. Su valor nutritivo es idéntico.
El colirrábano es una variedad desarrollada por el ser humano a partir de la selección artificial de otras plantas. Concretamente estamos ante un cruce de col y rábano blanco silvestres lo que explica su distintivo aspecto y la disparidad de nombres, que lleva a la confusión también en otros idiomas. En España este tipo de verduras, llamadas de “raíz” son menos populares, pero en Europa son muy abundantes.
Apodado popularmente como el Sputnik vegetal, su aspecto algo de extraterrestre es inconfundible. La parte más apreciada es el bulbo achaparrado, pero también sus hojas son comestibles, crecen a partir de un tallo muy largo y fino con forma de anteras, igual que las de la remolacha. En realidad, el bulbo es más bien un tallo engrosado y no una raíz subterránea como las chirivías y zanahorias.
Tiene dos grandes temporadas de cultivo, en otoño y primavera, siendo su mejor época la primera, alargándose todo el invierno. Le gustan más los climas fríos y húmedos, pero se está adaptando cada vez a suelos más cálidos y cultivos en invernadero.
El aumento progresivo de la demanda de nuevos vegetales y de la mayor presencia de centroeuropeos en España o Italia ha incrementado el desarrollo de nuevas variedades que cubren ya todo el calendario productivo incluso con temperaturas más cálidas.
El colinabo aúna las virtudes nutricionales de todas las crucíferas con las propiedades de las verduras de raíz como el nabo. El colinabo es una buena fuente de vitaminas y minerales que contiene una pequeña cantidad de azúcar y una importante fuente de fibra que ayuda a proteger contra los trastornos digestivos. Como fuente de vitaminas, aporta elementos esenciales para el crecimiento, la reproducción y el mantenimiento de los tejidos corporales. Respecto al aporte de minerales lo hacen especialmente interesante para el consumo humano. Es un vegetal de baja densidad energética, con menos de 30 kcal por cada 100 g, es decir, muy pocas, bajos carbohidratos y muy rico en agua y fibra. Por tanto, es poco calórico pero saciante, sin ser pesado.
Destaca por alto contenido en vitaminas antioxidantes, especialmente vitamina C, con unos 55-65 mg por cada 100 g de porción comestible en crudo, más que la naranja. Además aporta vitaminas del grupo B y, en menor medida, minerales esenciales como potasio, fósforo y magnesio. Su aporte de proteínas es solo testimonial y prácticamente no contiene nada de grasa ni, por descontado, colesterol.
Se trata así de una verdura muy a tener en cuenta en cualquier alimentación, especialmente adecuada para dietas de adelgazamiento o control de peso, y también para niños, deportistas o cualquier persona que quiera aumentar su consumo de verduras. En crudo es crujiente pero no muy dura, al cocinarlo se vuelve mucho más suave, carnoso y jugoso, perfecto para mandíbulas más delicadas. Rara vez es indigesto, dependiendo de cómo se cocine.
Es una verdura que se conserva muy bien durante varios días incluso a temperatura ambiente, en un espacio fresco protegido de fuentes de calor y de la luz directa del sol. Si la temperatura de la cocina es cálida, es mejor guardarlo en la parte menos fría de la nevera, libre de humedades y olores extraños, con otras hortalizas duras como la zanahoria, la coliflor o el nabo. Así puede aguantar perfectamente dos semanas.
Los colinabos son comestibles prácticamente en su totalidad, siendo el bulbo grueso la parte más apreciada, como ya hemos señalado. La piel también se puede consumir, aunque se suele retirar por ser más dura, fibrosa y poco estética. Para ello, solo hay que usar un pelaverduras afilado, hasta dar con la pulpa más blanca o amarillente, más suave y jugosa.
El nabicol es apto para comer en crudo, proporcionando un bocado crujiente y muy fresco, con matices en ocasiones picantes pero que nunca se acercan a la intensidad del rabanito. Es perfecto para rallar fino o grueso o cortar en bastones y preparar una ensalada crujiente con zanahoria y col, con patata cocida y una salsa de yogur o mayonesa. Se adapta a prácticamente cualquier tipo de cocción, como las demás coles y rábanos; es perfecto para cocer, freír, saltear, cocinar al vapor, guisar, enriquecer caldos y sopas o para asar al horno. En invierno es muy popular como ingrediente de sopas y también es perfecto para convertir en un puré o crema. Podemos combinarlo con patata o usarlo como sustituto de esta, reduciendo así las calorías de los platos y sumando más vitaminas.
Bibliografía
https://frutasdehueso.com/
https://www.directoalpaladar.com/