Andrés Rodríguez González Agosto 16th, 2014
Capítulo 6.- Dos catalanes en la Sierra de Las Nieves
Josep Cuatrecasas Arumí había nacido Camprodón, Gerona, en 1903 , murió en Washington, en 1996 donde vivía casado con una norteamericana y nacionalizado como estadounidense desde 1953.
Hijo de José Cuatrecasas Genis y de Carmen Arumí, obtuvo en Barcelona en 1923 una licenciatura en Farmacia, la carrera característica de los botánicos en aquella época. Sus maestros fueron Pio Font i Quer, Carlos Pau y Emilio Huguet del Villar y su influencia se deja notar en su tesis titulada Estudios sobre la flora y vegetación del Macizo de Mágina, leida en 1928. Una obra de extraordinaria solidez que revela una excepcional capacidad y originalidad.
En esos años viajó a Ginebra, estudiando Fitogeografía y Ecología con Chodat, y colaboró con Font i Quer en la edición de la revista Cavanillesia y del Butlletí de la Institució Catalana d’Història Natural, que fue la vanguardia de las ciencias de la naturaleza española, publicando también en el Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural. En 1931, con sólo 28 años, obtuvo la cátedra de Botánica Descriptiva de la Facultad de Farmacia en la Universidad Central de Madrid. Antes había sido profesor asistente de Botánica en esa universidad.
En 1932 fue comisionado para representar a los botánicos y al gobierno de España en la conmemoración del centenario de José Celestino Mutis, viajando a Colombia por primera vez. Impresionado por la diversidad de la flora colombiana, elige convertirla en el centro de sus investigaciones. Con el material recolectado se dirigió a Berlín, cuyo Jardín Botánico le ofrecía los medios necesarios para sus estudios. Allí se casó con su profesora de alemán, la checa Martha Maria Nowack, con la que tuvo tres hijos. Durante años viajó a Colombia en abril, regresando a Alemania en agosto con nuevo material, antes de empezar el curso en octubre. El resultado de sus investigaciones se plasmó en sus Observaciones geobotánicas en Colombia, que todavía es una obra de referencia.
Durante la Guerra Civil, Cuatrecasas ejerció el cargo de director del Jardín Botánico de Madrid, en el que se había venido responsabilizando de la sección de Flora Tropical. Rescató para su estudio los herbarios derivados de las expediciones históricas, como la de Sessé y Mociño, o las propias recolecciones de Mutis, derivándolas a especialistas transatlánticos cuando era necesario. Se ocupó de que las láminas de Mutis fueran evacuadas de Madrid a la vez que los fondos pictóricos del Prado. Sus publicaciones no solo permiten conocer la situación botánica de las zonas de estudio, también la estructura social de un momento convulso.
Al acabar la guerra civil, en 1939, Cuatrecasas, que se había jurado no volver a trabajar en España mientras mandara Franco, se vio forzado al exilio, eligiendo Colombia como destino. Allí coincide con otros exiliados ilustres como la familia Zulueta.
Cuando aún vivía consulté con el Dr. Julian de Zulueta en su residencia de Ronda y recuerda a Cuatrecasas como un hombre afable, preocupado por sus investigaciones , la situación española de la posguerra y habitual en las reuniones de exiliados en Colombia que se hacían en casa familiar de los Zulueta, también exiliados ya que, además de familia de Besteiro, su padre había sido ministro durante la República.
Desde su primera visita a Colombia había sido profesor de la Universidad Nacional de Bogotá. A partir de 1942 y hasta 1947 lo fue de la Facultad de Agronomía en Palmira (Valle del Cauca). La riquísima flora tropical encontró en su enorme vocación y capacidad de trabajo una ocasión única, que se saldó con la descripción de más de mil especies nuevas, no sólo de Colombia, sino de Ecuador, Venezuela, Costa Rica, Trinidad, Brasil, etc.
En 1947 se trasladó a Estados Unidos, donde estuvo vinculado, con diversos cargos y financiación siempre de la National Science Foundation, al Chicago Natural History Museum, primero, y a la Smithsonian Institution, después. En esta última trabajó, como investigador asociado, desde 1955 hasta 1977, y desde esa fecha hasta su muerte, como emérito. Su nombre aparece asociado además a la monumental Flora Neotropica, de la que fue director científico para plantas vasculares desde 1964 a 1971, presidiendo la organización entre 1972 y 1975.
En 1983 fue nombrado director honorario del Real Jardín Botánico de Madrid, pero a pesar de la simpatía declarada con que miraba a las generaciones científicas que sobrevivieron al franquismo, nunca quiso abandonar el trabajo que le absorbía desde hacía tantos años, especialmente la monografía sobre las Espeletiinae, unas plantas denominadas popularmente Frailejones, todavía sin terminar de editar por sus colaboradores.
Frailejones en Colombia
Recibió el reconocimiento por su obra en muy diversas formas, como la Cruz de Boyacá (Colombia, 1959) y en España la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil (1986) y, póstumamente, la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio (1995). Con su nombre la Smithsonian Institution creó un fondo (el José Cuatrecasas Botanical Fund) que financia proyectos de investigación y conferencias. Una medalla que lleva su nombre (José Cuatrecasas Medal for Excellence in Tropical Botany) premia cada año a un investigador que haya destacado en el estudio de la Botánica Tropical.
Legó su extensísima colección de tipos nomenclaturales al Real Jardín Botánico de Madrid, y su biblioteca al Instituto Botánico de Barcelona, una institución municipal de enorme solera, donación con la que quiso subrayar su condición de catalán que amaba su tierra.
En 1.930 del siglo pasado Josep Cuatrecasas, publicó un artículo titulado “Una vista al Pinsapar de la Sierra de La Nieve”, en el Butleti Institucío Catalana d´Historia Natural. En él se puede leer textualmente
“…Después de unas lomas entre 1.200 y 1.300 m de altitud y ya en la Sierra de La Nieve, encontramos en las consocietas (Comunidades vegetales de composición florística simple), casi tocando con la casita de Molina y choza, situadas junto a la fuente del Pinar. Aquí tiene Frasquito, el entusiasta guardador del pinsapar, un reducido albergue que él mismo se ha construido para protegerse de las inclemencias de loa naturaleza durante el desempeño de su misión…” “…Molina conocía muy bien a Gross a quien había acompañado años atrás en la búsqueda de Atropa baetica por estas sierras…”.
El texto nos da pie para nuestro segundo personaje, Enric Gross.
Al contrario que otros con los que trabajo, Gross no ha sido reconocido como lo que es, un botánico de gran categoría del siglo XX. Un Científico fundamental en el desarrollo de la botánica española.
Había nacido en el seno de una familia de pastores en 1.864. Desde muy joven realizó gran cantidad de oficios como segador, carbonero, leñador. Hasta los 20 años no aprendio a leer ni a escribir. Poco después marchó a Cuba donde trabajo como jardinero y después como voluntario en los primeros experimentos contra la fiebre amarilla, siendo uno de los pocos voluntarios que sobrevivio. Regreso a Barcelona donde empezó a trabajar con el Naturalista y Oceonógrafo Odón de Buen. Fue contratado como ayudante de prácticas en su laboratorio de la Universidad de Barcelona. En 1.906 pasa a trabajar en el laboratorio biológico marino de Porto Pi, en las Islas Baleares. En 1.912 es contratado por el Laboratorio de Málaga, allí aprende a recolectar plantas y se realciona con el botánico Carles Pau. Gross tenía 52 años cuando empezó a trabajar en el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona.
En mayo de 1.917 es contratado por el gran botánico Pio Font i Quer con quien realiza 10 campañas de recogida de plantas de forma sistemática, con el estilo Font i Quer, en el mismo lugar donde fueron descritas. La confianza de su jefe en Gross era tal que Gross era quien realizaba las expediciones mientras Font i Quer se limitaba a organizarlas. Su reputación y conocimientos eran tan grandes que todas sus remesas y etiquetado se daba por bueno: “si Gross dice que ha encontrado una especie nueva, es una especie nueva” . Además tenía la capacidad de moverse con soltura por un país pesimamente comunicado. A lomos de mulas recorrió gran parte de la geografía española y del norte de Marruecos muestreando vegetales. Igual que un siglo antes había hecho otro ilustre botánico Simón de Rojas Clemente y Rubio. En sus mulas llevaba las prensas y el papel para herborizar; el material recopilado era enviado hasta Barcelona por ferrocarril y en esas mismas Estaciones, Font i Quer le detallaba por carta, las zonas y las especies a buscar por medio de breves descripciones y dibujos de las plantas.
En 1.922, Gross visita la “Sierra de La Nieve” según cita de Ibañez Cortina en Dos Document de Pius Font i Quer en Le Projecte de la Flora Hispanica. Francisco Molina, popularmente conocido como Frasquito Molina, le acompañó en su búsqueda de la Atropa baetica, Tabaco Gordo, como cita Josep Cuatrecasas en su artículo sobre el Pinsapar del año 1930. Me inclino a pensar que la población de Tabaco Gordo que vieron debió ser la más cercana a la ubicación de la choza de Frasquito, la existente aún en los Hoyos de la Caridad.
Hacía 1931, y ya con 67 años, Gros no estaba para aquellos trotes. Cambió las expediciones por el jardín botánico del museo hasta que, tiempo después, decidió trasladarse a Calvià, en Mallorca. Allí se instaló en la misma época en la que la Guerra Civil pondría fin al proyecto del gran herbario. Murió, con una mínima pensión que entendía más de títulos que de valía y, según Font i Quer, «más pobre que una rata».
Bibliografía.
- CUATRECASAS, J. 1930. “Una vista al Pinsapar de la Sierra de La Nieve”, en el Butleti Institucío Catalana d´Historia Natural 2ª Serie 10: 65- 67.
- Diario EL MUNDO. 02/05/2.012. Gross, un espía entre la Flora.
- GONZÁLEZ BUENO, A. 1997 “Josep Cuatrecasas Arumí”, en Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural (Actas). Vol. 94. pp.73-65.
- www.mcmbiografias.com
- IBAÑEZ CORTINA, N. 2013. “Dos Document de Pius Font i Quer de la Le Projecte Flora Hispanica”. Digital.CSIC
- TEIXIDÓ GÓMEZ, F. www.biologia-en-internet.com
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